EL PROBLEMA DE LA LITERATURA JUVENIL CONTEMPORÁNEA
«Tan grande es el provecho que causan los libros buenos, cuanto es grande el daño que causan los libros malos; así como aquellos han sido con frecuencia causa de conversión de muchos pecadores, así estos causan la ruina de muchos jóvenes» (San Alfonso María de Ligorio).
EL PROBLEMA DE LA LITERATURA JUVENIL CONTEMPORÁNEA
Cerremos los
ojos por un momento y con la imaginación dejémonos llevar, recorramos con
nuestra mente un estante lleno de libros clásicos. Seguramente las palabras
toman orden formando los títulos de emblemáticos libros y autores de todo tipo.
Títulos que hemos leído en algún momento o escuchado hablar en boca de otros,
probablemente pensaremos en historias apasionantes, complejas y encantadoras.
Puede que pensemos en la Grecia clásica y la odisea de Homero, la magia que
envuelve Camelot o el ropero de Narnia, tal vez pensemos en el complejo mundo
de 1984 o en Dickens o la trágica historia de amor de Romeo y Julieta o en Jane
Austen y su encantador señor Darcy, o en la épica aventura de los hobbits o la
suspicacia del padre Brown o en Mary Shelly o en la intensidad y jovialidad de
Jo March. Puede que la memoria nos lleve
de vuelta a la infancia y todos los cuentos que nos contaron o leímos, tal vez
sigamos el conejo blanco para introducirnos en las maravillas de todo un mundo
oculto en los libros.
Las
posibilidades son inmensas y se extienden como una vasta biblioteca en el
imaginario. Un bosque sin fin. Tanto por leer, por explorar en el fascinante
mundo literario que hemos heredado de otros tiempos y que nos invita a
deleitarnos y estrujarnos el alma, a cuestionarnos y redescubrirnos a nosotros
mismos en cada página y, sin embargo, con lastimosa honestidad, parecen
olvidados bajo el polvo del tiempo.
Hay una
clase de literatura que en los últimos años ha cobrado una fuerza repentina
entre los más jóvenes, ahí donde radica la impetuosa juventud que busca y
cuestiona. Si uno entra en las bibliotecas de hoy y vaga por un rato en
dirección al estante de literatura juvenil encontrará casi como en primera
plana las novelas del momento, recién publicadas. Novelas románticas y de estas
es justamente que quiero hablarles. Las novelas románticas para adolescentes.
Como yo lo
veo es un fenómeno que debería inquietarnos y, al menos, hacernos reflexionar
sobre lo que se está creando bajo el sello de arte en nuestros días. Por favor,
que no se me mal entienda, la literatura juvenil no supone ningún problema en
sí, ni debería considerársele en menor calidad o aportación, pues es justo esta
literatura la que bien elegida supondrá los primeros peldaños para una buena formación
literaria, pero hay algo que está ocurriendo actualmente y hay que ponerlo
sobre la mesa.
Alguna vez
tomando una conferencia de ¿Por qué leer
a los clásicos? La ponente explicaba que el arte es largo y vasto y la vida
y nuestro tiempo son breves y por aquella razón hay que elegir bien las
lecturas que hagamos, para poder llenarnos de provecho. He ahí la importancia
de la selectividad.
Pues bien,
la idea de novelas románticas para adolescentes puede tener algo de atractivo, ¿A
qué joven con las emociones y sentimientos a tope no le agrada la idea de leer
historias de amor? Sin embargo, el telón se cae al suelo y deja ver una
lamentable situación. Nos encontramos con novelas etiquetadas de románticas y juveniles
pero lo cierto es que nos encontramos ante historias que lejos de tener una
trama provechosa y que explore este tema de una manera bella, en realidad
hallamos historias sin profundidad que parece coleccionar una serie de sucesos
que ocurren de manera apresurada y conducen a los personajes a una exagerada y
extrema sexualización. Recordemos que este tipo de novelas llegan con mayor
facilidad a adolescentes que están descubriendo y conociendo todo cuanto hay
ahí afuera y si no traen consigo una buena formación literaria, tomaran estas
historias y a estos autores como referentes, uno puede darse cuenta, si observa
con atención, que es lo que está sucediendo. Por otra parte, está la calidad
narrativa y el lenguaje tan descuidado con el que se aborda una historia
literaria, diálogos frívolos y repetitivos y expresiones que lejos de ser poéticas
o evocar a una imaginación artística, quedan un poco por lo burdo, lo mismo con
la construcción de personajes. Basta con leer los títulos o las sinopsis de la
contraportada.
¿Y por qué
está pasando esto? A mi modo de ver, las plataformas de auto publicación como wattpad,
son parte del problema, y no porque uno no pueda escribir y publicar por su
cuenta, sino porque los estándares de calidad se ven desdibujados ante la idea
de publicar cualquier cosa. Esta literatura juvenil es mayoritariamente escrita
por jóvenes autores que parecen deseosos del éxito y la fama instantánea, más
que apasionados y comprometidos con la vocación artística, y es que estos
autores y los textos que escriben son, naturalmente un reflejo de la sociedad
en la que vivimos: superficiales, frívolos y carentes de autoconocimiento y
vida interior.
Las
historias que escriben están hipersexualizadas, las tramas y el estereotipo de
personaje masculino se repite y se repite, bajo otro título, otro nombre y un
autor diferente, pero al fin y al cabo son iguales: personajes acartonados que
no buscan más allá de circunstancias convenientemente escritas para envolverlos
en conductas peligrosas, y objetivos cuestionables bajo la idea de un amor
juvenil e intenso.
Aquí el problema
de todo esto es que los más jóvenes están leyendo y escribiendo esto y lejos de
procurarles no solo entretenimiento sino cualquier otro bien, se están
perdiendo de mucho de lo que los clásicos pueden ofrecer. Y seguimos fomentando
la superficialidad que predomina en el mundo de hoy. ¿Cuáles serán sus
referentes en unos años? ¿De quienes se inspirarán? Este tipo de literatura no
está hecha para perdurar en el tiempo, y sin embargo se está leyendo de manera
contagiosa.
De esto me
ha dado cuenta en los últimos años, cuando ante la necesidad de leer algo que
me impactara de manera profunda, comencé a leer libros diferentes a los que
leía y poco a poco fui dejando atrás la literatura juvenil de moda, que al
final no me aportaba nada.
Encontré
respuestas, me cuestioné y mis ganas de aprender crecieron cuando comencé a
leer clásicos, por supuesto esto no lo conseguí sola, sino que tuve que
aprender y escuchar a profesores universitarios, filósofos, sacerdotes y buenos
escritores. Y no precisamente de mi entorno. Pero han sido parte de mi proceso
y solo estoy al comienzo del camino, pues este se extiende largo e inconmensurable
ante mí.
No dejemos
que la inmediatez, superficialidad y caos de la sociedad de hoy, nos mantenga
adormecidos y lejos de la verdad, la bondad y la belleza. Y sí, esto no solo
tiene que ver con los libros, sino con las películas que vemos y la música que escuchamos.
Busquemos ser congruentes y firmes en medio de la confusión que supone nuestra
actualidad.



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