EL CASCANUECES. LA FE EN UN CUENTO DE HADAS
Renee Graef " El Cascanueces"
EL CASCANUECES. LA FE EN UN CUENTO DE HADAS
ANA ISABEL MOLINA
Leer el cascanueces es entrar en un
auténtico cuento de hadas, la magia, la belleza, la bondad, y la fe que viven
en sus páginas te adentra en una atmosfera encantadora y te conducen por un
viaje maravilloso. En las dos versiones, tanto la de Hoffmann como la de Dumas,
la esencia de la historia es la misma y se mantiene intacta.
El cuento comienza en navidad y los hermanos Fritz y Marie se encuentran arremolinados en una esquina de la casa esperando entrar al salón donde aguarda el árbol de navidad y como la mayoría de los niños en aquella noche, llena de magia y sorpresas, esperan ansiosos sus regalos. El padrino Drosselmeyer les obsequia unas maravillas de juguetes mecanizados, dignos de un inventor como él, que incluso asombran a los adultos. Sin embargo, debajo del árbol se encuentra una figurita casi escondida entre las ramas, que espera pacientemente su turno de ser vista, y es Marie, quién se percata del pequeño cascanueces bajo el árbol.
Desde el primer momento Marie queda
cautivada con aquel cascanueces desproporcionado y feo (como se lee en el cuento)
y que para el resto de invitados no es más que una figurilla sin gracia y poco
útil, pero que sin duda en ella ha despertado un gran interés, incluso casi
termina olvidándose por completo de sus otros regalos.
De alguna manera Marie se vuelve digna
de descubrir el mundo del cascanueces dónde él es rey y comandante de todo un
ejército. Siendo así, la primera noche Marie es testigo del reino de los
muñecos y la batalla encarnizada contra el rey ratón. Por supuesto esto la
maravilla pues su cascanueces cobra vida y todo ese mundo nuevo parece
magnifico. Lastimosamente todo eso pronto se desvanece y a la mañana siguiente
despierta malherida y con una madre molesta que la reprende por desobedecerla.
Así cuando ella intenta explicar lo que vivió durante la noche los adultos
asumen que la fiebre causada por la herida le ha provocado aquella excéntrica
imaginación.
Quizá el padrino Drosselmeyer no piensa
igual que el médico y la madre de Marie, por supuesto parece saber mucho más de
lo que sus ojos expresan, como si supiera algo sobre el cascanueces que a Marie
se le escapa de su entendimiento. Así pues, Drosselmeyer animado por un impulso
de certeza comienza a contarle a Marie y a Fritz la historia del cascanueces y
la princesa Pirlipat. Esta historia solo consigue aumentar el amor y la fe
ciega de Marie, creyendo por completo en todo lo que vivió la noche anterior.
Sabe que no lo ha soñado.
Aquí, justamente aquí es dónde quiero aterrizar, pues es la fe de Marie la que cobra protagonismo en este cuento de hadas, porque el amor y la fe que le tiene a su cascanueces es lo que la llevan no solamente a salvarlo del hechizo que lo mantiene bajo la fea apariencia de cascanueces, sino que a ella le permite formar parte de un reino que permanece oculto a los ojos de los que no creen y han perdido esa mirada de inocencia; así termina convirtiéndose en esposa y reina del reino de los muñecos junto al príncipe cascanueces. Es la historia de la princesa Pirlipat, que el padrino Drosselmeyer les cuenta a los niños lo que a mi parecer resulta ser el eslabón perfecto que encaja todas las piezas, directamente relacionada con el padrino Drosselmeyer, el príncipe cascanueces y la aparición de Marie. Mediante esa historia les está mostrando la verdad de las cosas que sucedieron a él y al joven príncipe y a la princesa Pirlipat. Y teniendo plana libertad, Marie cree en ella. Pero esa historia no se las voy a contar, porque ustedes, si les interesa tendrán que descubrirlo.
Ahora bien, el amor de Marie hacia
el cascanueces rompe el hechizo bajo el que él vivía. Lo ama no por su
apariencia, que es la de un feo muñeco, sino por quién es él en verdad. Esto me
lleva a pensar en otro cuento de hadas, La
bella y la bestia que se desarrolla más o menos por el mismo cauce. Una
enseñanza muy presente en los cuentos de hadas y que tal vez hoy que vivimos en
un mundo tan vanidoso, no vendría mal recordar. Amar al otro por quién es. Como
diría el buen Chesterton: “Hay una gran
lección en la bella y la bestia: Que algo debe ser amado antes de que sea
amable”
El amor y la fe de Marie, son esenciales
para ver más allá de la apariencia y por supuesto descubrir todo un reino al
que estaba destinada. ¿A caso eso no se parece a nuestra historia y vida de fe?
Yo creo que sí.
Es por eso que, bajo la apariencia
infantil de los cuentos de hadas, se esconden verdades mucho más profundas.
Ojalá no olvidemos la lección de la pequeña Marie, y al igual que ella no
perdamos la fe y busquemos ese reino mucho más maravilloso que a nosotros
también nos fue revelado en Cristo.
NOTA: Por cierto, el ballet del cascanueces y la música de Tchaikovsky es
algo que no pueden perderse. Es atrapante y sublime. Simplemente es bello.

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