La dama de la abadía
La dama de la abadía
Ana Isabel Molina.
El
caballero errante vagaba en campos muertos,
de pies ligeros y carga pesada que a los hombros llevaba,
amigos y prometida olvidados sin entierro en los campos,
recuerdos amargos que flotaban arrebatando pensamientos,
arroyos que llevaban la sangre de valerosos hombres,
Caballero de corazón roto y pasos lentos.
Sabor
amargo en los labios que antaño probaron el roce carmesí,
de su prometida que ahora habita solo en sueños sabor miel,
sonrisa difuminada que dio paso a la rabia
que aguarda en el aire ,caballero sin rey , sin reino
que de la muerte huyó sin quererlo.
Errante
va , por aquel camino que no conduce a nada
y lo aleja del hogar que ama, hogar en el que ya no queda
más que recuerdos y caricias de una vida pasada,
que estrellas de plata desde el cielo adornaban,
más hoy ya no queda nada.
¡Oh
pobre caballero! La desdicha lo acompaña
y cabalga con ella codo a codo,
por caminos va, ya no espera más que la muerte
que le ha de llegar acompañada de un trágico vacío.
En
una tierra de origen mítico, el caballero halló una abadía
olvidada ya por el mundo, de estructura herida
y hecha olvido,
la abadía se alzaba sobre una loma ,
bajo el cielo gris el viento susurró la voz de una mujer
de melodiosas palabras que recorrieron el camino
hasta el caballero y de súbito
su
corazón herido por el peso del pasado
quedó henchido.
De
entre los escombros de la abadía herida por el olvido ,
salió una mujer de piel pálida y cabellos brillantes
que adornaban tan bello semblante,
vestida de seda y oro , esbelta y alta,
tan hermosa como era, solo dicha, paz y alegría emanaba,
gozo eterno provocaba y el caballero
tan dolido como había vivido
solo pudo de rodillas caer ante semejante dama .
¡Oh
bella doncella! Llévate mi pena y si así lo deseas,
tienes todo lo que soy para servirte eternamente.
La
bella dama de sonrisa dulce levantó al caballero
y con un beso en la frente se llevó su
pena,
más su libertad respetó solo con una condición.
Noble caballero ¡Oh de buen
corazón! Mi mayor anhelo
es que reconstruyas esta abadía y des Santa sepultura
a todo aquel que contigo combatió.



Un poema oculto en cada verso encontré, al sepulcro que ya estaba por cerrarse entró la eternidad hecha mujer, y por habérsele trocado en júbilo su desdichado desdén, al caballero los deseos de aquella dama se le han vuelto justa ley, porque la vida le fue devuelta en ese beso de miel, y no hay mejor manera de corresponder que obedecer, enterrando los fantasmas del pasado para hacer de las ruinas un nuevo amanecer... ¡Me latió!
ResponderEliminarGracias por leer.
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