De la tradición oral de los cuentos.
Ilustración de proyecto Gutenberg El libro del guardería nacional
DE LA TRADICIÓN ORAL DE LOS CUENTOS
Es
de noche, afuera el rumor del viento hace que las ramitas de los árboles
golpeen contra la ventana. Sin embargo, dentro de la casita está el fuego
crepitando y la sopa humea, también hay un grupo pequeño de niños que rodean a
la anciana que está sentada en una cómoda butaca. Les está contando un
cuento.
Cuando
pensamos en cuentos la imaginación se desborda y entonces surgen los personajes
entrañables que todos conocimos alguna vez, en nuestra infancia. Pero además de
estos maravillosos personajes, otro aspecto encantador del cuento es su
tradición oral, como ha sobrevivido la tradición del cuento, y pensar que al
principio iban de boca en boca. ¡Me parece increíble!
En
el pasado era común que una historia se contara de persona en persona y de
familia en familia pues no se podía atribuir la invención de estos cuentos a un
autor determinado, por eso los cuentos que hoy conocemos son el resultado de
una larga historia, de un largo camino recorrido a través de los siglos, el
resultado de sobrevivir a las generaciones y a los tiempos modernos.
El
otro día buscando información para documentarme mejor respecto al tema, encontré
una clase de Magdalena Merbilháa —periodista
e historiadora chilena— sobre los hermanos Grimm, donde justamente
explicaba que en ese periodo de construcción identitaria de Alemania, surgen los cuentos para el hogar y la infancia,
una recopilación que los hermanos Grimm hicieron para la construcción de su
folclore, así pues estos hermanos recorren pueblo por pueblo buscando a las
mujeres más ancianas, aquellas que pudieran contarles esas historias que se
contaban por tradición.
En 1812
surge en formato escrito y de una manera mucho más académica la recopilación de
estos cuentos. Se buscaba representar en cada cuento las experiencias humanas,
llevadas de manera más poética y fantástica, porque por supuesto el público infantil
era el principal.
Hacia la segunda mitad del siglo XIX, se buscó formalizar más la educación y para ello requerían de contenido que pudiera enseñarse a los más pequeños, es por eso que el cuento funciona como contenido educador — la literatura es de las mejores formas de educar—.
Por
otra parte, Perrault buscó los
cuentos no con un fin cultural como el de los hermanos Grimm, que los necesitaban
como un medio de cultura e identidad para Alemania, sino más bien para
entretener a la corte.
De
igual forma, en México, todos los cuentos de animales, como el coyote servían como folclore para explicar sus tradiciones, solo que estos cuentos que conocemos ambientados en
Europa, cambian sus paisajes y personajes a contextos locales. Así es
como estos elementos preexistentes se adaptan y se les da una nueva visión.
LAS QUE TEJIERON HISTORIAS
Como he mencionado anteriormente, los hermanos Grimm recorrieron los pueblos preguntando a las ancianas las historias y los cuentos que conocían. Esto es interesante porque, fueron directamente a las mujeres, a las abuelas que seguramente contaban cuentos a sus nietos y anteriormente a sus hijos.
En
uno de los capítulos de El infinito en
un junco — más precisamente, en
Añicos de voces femeninas — Irene
Vallejo menciona que desde la antigüedad las mujeres han sido las que han
contado las historias “Han cantado
romances y enhebrado versos al amor de la hoguera”
Pues al asumir el papel de educadoras de sus hijos, los han formado a través de la poesía y las historias, depositando en ellos los más profundos saberes humanos. Por eso creer que los cuentos son solo cosa de niños sería caer en un error y alejarse de lo maravilloso y asombroso.
“Han sido las tejedoras de relatos y retales. Durante siglos han devanado historias al mismo tiempo que hacían girar la rueca o manejaban la lanzadera del telar. Ellas fueron las primeras en plasmar el universo como malla y como redes. Anudaban sus alegrías, ilusiones, angustias, terrores y creencias más íntimas. Teñían de colores la monotonía. Entrelazaban verbos, lana, adjetivos y seda. Por eso textos y tejidos comparten tantas palabras: la trama del relato, el nudo del argumento, el hilo de una historia, el desenlace de la narración, bordar un discurso, hilar fino, urdir una intriga. Por eso los viejos mitos nos hablan de la tela de Penélope, de las túnicas de Nausícaa, de los bordados de Aracne, del hilo de Ariadna, de la hebra de la vida que hilaban las moiras, del lienzo de los destinos que cosían las nornas, del tapiz mágico de Sherezade”. — Irene Vallejo.
Mirar al pasado y descubrir esa maravillosa faceta de las mujeres — escribo esto libre de cualquier aspecto ideológico o feminista — y darse cuenta de ese bello papel de educadora que la mujer ha desarrollado desde hace muchísimo tiempo, porque a través de los cuentos susurrados por las noches un niño descubre la inmensidad de todo un mundo.
Por eso, por lo maravilloso que resulta que las madres sean las que nos cuenten historias y nos introduzcan a los maravillosos mundos que se abren por delante , nunca deben de dejar de contar cuentos y los cuentos deben seguirse contado aún en los tiempos modernos y apresurados en los que vivimos.


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Realmente es impresionante como el cuento ha prevalecido a lo largo del tiempo, a pesar de que en sus inicios no se plasmaban en papel y tinta sino solo se transmitían como una tradición oral de familia en familia.
ResponderEliminarAsí es, es increíble. Muchas gracias por leer Yas!
EliminarAl final de cuentas, en el fondo de los cuentos siempre hay moralejas, porque a través de ellos se enseñan los ideales morales, y por eso cuando las mujeres cumplen la labor de inculcar la moral a través de los cuentos, los hombres, como San José, llamado "varón justo" porque vivía conforme a la moral de su pueblo, tenemos el deber de poner el ejemplo de los ideales morales aplicados en la práctica, es decir, de efectuar hazañas como las de los héroes de los cuentos, para que los infantes vean en acciones concretas esa moral que se les inculca en los cuentos... Aunque en realidad, cuando las circunstancias lo ameritaron, tanto hombres como mujeres se han turnado para realizar ambas labores a lo largo de la historia de la humanidad, tanto la mujer ha puesto el ejemplo de los ideales morales aplicados en la práctica, como el hombre ha contado cuentos, no son actividades exclusivas de un sexo o de otro... Siempre será necesaria la complementariedad entre el hombre y la mujer para la educación de los hijos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu aporte, así es, ambos son necesarios para la educación de los hijos!
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